lunes, 30 de enero de 2012

in the zone


"Estoy en La Zona" decía con orgullo.  Mi vida: perfecta.  Miraba a alrededor y todo estaba justo como quería.  Profesionalmente, un éxito.  Vicky ejecutiva trabaja mucho, muy bien y haciendo lo que ama hacer. Sintiéndome cada día más a gusto con mi cuerpo, encantada con la imagen que me devuelve el espejo. Un closet lleno de ropa hermosa que adoro usar. Sin problemas con nadie. Quería una vida así y la obtuve. Estaba en La Zona.

Había sacrificado tal vez mi lado artista. Solo le dejé espacio para escribir.  La guitarra guardada, las cintas también. Las zapatillas de danza en el closet, esperando volver a pisar madera.  Ocultos en una bolsa de tela negra, setenta y dos arcanos.  Los extrañaba, un poco.  Pero la vida perfecta silenciaba eso. El arte lo conseguía en las telas, en la música interpretada por otros.

¿Desequilibrar mi zona? Ni por error.  Me había costado llegar hasta allí. Mantenerlo es tan fácil y tan fluido.  No es lógico involucrar variables que sacarían de este orden a mi calmada vida, a su devenir preciso y tranquilo. Aunque esa variable sea lo único que falta en la vida perfecta.

Un día fuí al encuentro con un anciano, proveniente de un país lejano.  No tenía yo preguntas, solo necesitaba escucharle hablar.  Una dulce voz comenzó a hablar de La Zona y la llamó La Zona de Confort. No significaba éxito estar ahí, ni siquiera equilibrio.  Cuando una parte de tí desaparece para que otra pueda prevalecer, no existe equilibrio posible.  Es vivir una medio vida, y una medio vida no vale la pena ser vivida. Son las complicaciones de la vida las que traen la energía, el impulso para avanzar.  Las que nos hacen vivir plenamente.  Comprometerse, entregarse en las relaciones, sentir el cuerpo.  Vivir la vida plena, con los momentos dificiles y los de alegría.  Sentir el dolor y dejarlo pasar.  Sentir la dicha y también dejarla pasar. Eso es plenitud.

De pronto ya mi zona dejó de ser perfecta, y entendí que fue un necesario momento de descanso. Descanso merecido, el camino necesita ser retomado. Una nueva consciencia.  Entonces, me acerqué de pronto al miedo.  Me acerqué un paso más y luego otro... fui avanzando y ví desaparecer los temores.

Sí voy a comprometerme, a entregarme y a complicarme la vida.
Atrás quedará la zona.


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