¿No te parece que el twittea mucho? me pregunta una nóbel escritora en 140 caracteres. Y yo respondo muy sobrada "Bueno sí, escribe bastante, pero tan solo es un poco adicto a twitter" Zanjado el tema la amiga decide leerlo por mi recomendación. Al tiempo me confiesa: "tuve que dejar de seguirlo... tu amigo necesita ir pronto a Twitteros Anónimos, me asusta tanto que escribe."
Honestamente no he tenido tiempo para fijarme en la frecuencia con que colocan los "amigos" sus actualizaciones en esta red social de microblogging, noticias y entretenimiento en que se ha convertido el twitter. Las clases en la escuela de magia ya van a comenzar, las vacaciones se me esfumaron en un tris, el trabajo que me llevo a tragar polvo y caminar el barro buscando darle un mejor futuro a esta tierra donde vivo y que llamo país también me absorbió mucho. Al final twitter fue para política, tráfico y nada más.
La velocidad de tren descarrilado no pudo mantenerse más, las elecciones pasaron, las vacaciones desaparecieron y todo parece volver a la normalidad... todo menos mi timeline. ¿Que es esto? ¿Mi alma, el amigo no tiene vida? No, en serio no puede ser que actualice tanto... a menos que.... a menos que haya programado los tweets!
Le puse mute, cual alocución presidencial, pero nada... si me iba a mi lista de favoritos aparecían sus 3542 actualizaciones -y son tan solo del último cuarto de hora- y parecía que solo lo leía a él. Pero no, no lo leo... me atiborra. Al final, tuve que tomar la triste decisión de dejar de leerlo, pensé que interactuaba con un humano, pero el amigo resultó no ser más que un robot!
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